Si se lo mira por el costado más íntimo, desde los afectos, el Mundial es un gran tercer tiempo para las Leonas. Es el espacio que necesitan para encarar esta misión con el mayor equilibrio posible, para contrarrestar presiones y fantasmas de la competencia. Después de la tercera victoria consecutiva -esta vez la víctima fue España (4 a 0)-, las chicas sonreían dentro del refugio inflable que ofrecía uno de los sponsors VIP.
En ese espacio reducido se apiñaban familiares y jugadoras; una situación idílica para todos ellos: triunfo más reencuentro. La cercanía de cuerpos provocaba el calor que tanto retaceó el clima ayer, pero era el calor típico de las felicitaciones, de los buenos consejos, del cariño y de la comprensión. Era el guiño cómplice de quienes se acompañan a lo largo de un desafío de los bravos.
Allí, Soledad García se tomaba un café con leche bien caliente y charlaba con sus amigas llegadas desde Córdoba. "Tenemos un compromiso con nosotras y con la gente. Me saco el sombrero con el público. ¿Sabés lo que pasó el jueves, el día que se suspendió? Todos se conectaban para ver si se jugaba pese a la lluvia. Las jugadoras andábamos con toda la adrenalina contenida en el hotel y ellos se venían desde todas partes del país. Tuvimos que manejarlo desde lo mental, fue complicado".
En el pospartido (o tercer tiempo VIP), había jugadoras como Belén Succi sentadas en el regazo de sus padres; Giselle Kañevsky se sacaba fotos con su familia; Macarena Rodríguez sonreía al lado de su novio; las dieciocho acababan de consumar una goleada que reabre el debate sobre si el hockey femenino es competitivo o si sólo se reduce a tres o cuatro equipos. En cualquier caso, la tercera valla se había superado, de la mano de Noel Barrionuevo (2), Alejandra Gulla y Rosario Luchetti, con las quejas de Luciana Aymar incluidas: "Me molesta que permitan demasiadas infracciones. Sacaron dos tarjetas pero tendrían que haber sacado muchas más. Cuando terminaron los 70 minutos les dije a los árbitros: «Miren el partido», y supongo que lo van a hacer". Hasta el último encuentro internacional que juegue Lucha le seguirán pegando, ella se seguirá quejando y todo continuará igual. Una cuestión cíclica que envuelve a la N° 1.
Así, el escenario arroja cuentas claras: si la Argentina supera hoy a China, a las 19.30, por el Grupo B, se asegurará un lugar en las semifinales con una fecha de anticipación. Pero además, un triunfo de las Leonas y un empate de Inglaterra (ante Sudáfrica) le asegurará el primer puesto al conjunto nacional. Fue muy conveniente que el duelo ante España haya sido casi de transición, más allá de las fricciones: como el pleito se liquidó a los 14 minutos (2-0 hasta allí) hubo un buen margen para rotar jugadoras y dosificar energías, sobre todo en beneficio de Aymar. Y aquí mismo viene la aclaración de Carlos Retegui: "Nos da igual que juegue la número 1 o la 18. Confiamos ciegamente en todas. Los minutos para las jugadoras que salieron se explican porque el partido se rompió , por la diferencia de goles y no porque la Argentina haya subestimado al rival. Se da cuando un partido se quiebra; uno gana y está firme".
Ayer, las Leonas ingresaron en la carpeta sintética luego de que Corea del Sur e Inglaterra empataran 1-1, un resultado muy favorable para las aspiraciones. Permite maniobrar mejor para alcanzar la meta del primer puesto en la zona y, así, evitar a la temible Holanda (ver aparte). En los tres últimos torneos de peso, la Argentina tuvo que cruzarse con las naranjas en las semifinales y en todos los casos se llevó la peor parte. De todas maneras, si hay algo que no acepta este equipo es especular: "Después de los dos partidos que perdió China, nadie lo tiene en los papeles, pero hay que cuidarse ¿eh?", advirtió el Chapa, que llegó al estadio temprano para analizar el triunfo de las asiáticas ante Sudáfrica por 4-1.
Poco a poco llegó la despedida: las Leonas marcharon hacia el ómnibus y los seres queridos a sus respectivos hoteles. Por supuesto, no será la última vez que unas y otros se estrecharán en un abrazo en el torneo. "No sé qué es lo que transmitimos como equipo, quizás el orgullo con el que vestimos la camiseta. Cuando hay que poner la cara para defender un gol, lo hacemos. Y si anotamos un gol queremos dos; si hacemos dos queremos tres. Siempre queremos más", anunciaba Sole García, para rubricar el sello de garantía de una gran ambición.
Quieren que vaya Maradona, pero es difícil
El deseo de Luciana Aymar es que Diego Maradona presencie algún partido, como en los Juegos Olímpicos de 2008. Surgió la versión de que asistiría hoy para el duelo con China, pero lo más probable es que sólo se acerque a Rosario para una hipotética final.
Fuente: Diario La Nación. (Por Gastón Saiz)
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