Después de cada torneo importante, lo primero que hago es viajar a Disney para desenchufarme. Me da paz y me ayuda a soñar", le dijo Javier Weber a la revista G-7 el año pasado tras la inédita clasificación a la fase final de la Liga Mundial por mérito deportivo, el subcampeonato sudamericano y el pasaje a Italia 2010. Sin embargo, este año el panorama no pintaba para una visita a Orlando. El equipo había perdido sus catorce partidos en la World League. Doce en la fase de grupos (Cuba, Alemania y Polonia) y dos en la Final Six (Brasil y Serbia), a la que había llegado como país organizador.
"Fue un perfecto fracaso", resumió Weber. El Mundial de Italia abría un enorme signo de interrogación. El entrenador pegó un golpe en la mesa. Renovó el plantel con la intención de "crear una mística nueva y refundar los valores con los jóvenes". Sólo dos jugadores mantuvieron su lugar entre los titulares: el armador Luciano De Cecco y el capitán Rodrigo Quiroga. Salieron los experimentados Arroyo, Spajic y García. Entraron los novatos centrales Crer y Solé, amigos y vecinos de la infancia en Rosario. Facundo Conte asumió el papel protagónico en ataque. Federico Pereyra, un receptor punta reconvertido en opuesto por el DT, le quitó la titularidad a Gustavo Scholtis. Alexis González ya se había quedado con el rol de libero del histórico Pablo Meana.
Designado a finales de 2008, en reemplazo de Jon Uriarte, Javier Weber comenzó a trabajar el año pasado. Cuando la empresa Ideas del Sur se hizo cargo de la comercialización de la FEVA (Federación del Voleibol Argentino), propuso su contratación en doble función como coach del seleccionado y de Bolívar. El calendario permite el desdoblamiento. Se divide en dos semestres: el de mayo a octubre pertenece a la selección y el de octubre a mayo a la competición local. La conexión funcionó perfectamente en 2009. El excelente año se completó con dos terceros puestos en los Mundiales Juniors. En India, los juveniles, dirigidos por Juan Cichello, presentaron a Conte, Crer, Franco López (libero suplente en la mayor) Cristian Poglajen (último descarte de la lista) y a Nicolás Uriarte, hijo de Jon y alternativa a De Cecco como armador.
En Italia, los menores conducidos por Fabián Muraco, contaron con Iván Castellani, el hijo de Daniel, prócer de la generación de 1982 y entrenador de la selección en la década del noventa. Con actividad de tiempo completo, los entrenadores hacen todo el recorrido de formación. El que comienza con el grupo de menores, sigue con ellos en la etapa de juveniles. Estos resultados le han dado al país el primer lugar en el ranking junior. Este año, Argentina fue subcampeón en los Juegos Olímpicos de la Juventud y mostró a Gonzalo Quiroga, el hermano menor de Rodrigo y sobrino de Raúl, otro grande. En Marruecos 2007, los juveniles habían finalizado quintos con Quiroga, Pereyra y De Cecco, titular en el Mundial mayor de Japón 2006.
Los equipos argentinos suplen la falta de altura con sistemas de juego que incorporan desde el principio. Para tener roce de partidos, la selección menor compite en la A 2, la segunda categoría del voleibol argentino. Existe un plan de desarrollo para chicos de entre 12 y 15 años. La federalización ha permitido descubrir talentos en Formosa y San Juan, por ejemplo. La gestión de Ideas del Sur profesionalizó al deporte con logística e infraestructura. Aportó la concentración en Bolívar, la flota de teléfonos, las computadoras, la televisación de los juegos y la llegada de patrocinadores.
En 2008, el equipo no había podido jugar la Liga Mundial por la falta de un contrato televisivo. Tampoco estuvo en los Olímpicos de Pekín, eliminado por Venezuela en la clasificación sudamericana. Hoy, Javier Weber cuenta con los recursos humanos y económicos para conformar un cuerpo técnico acorde a la exigencia internacional. Cuenta con dos asistentes Juan Manuel Barrial y Alejandro Grossi. El segundo entrenador es Flavio Leoni, también coordinador de todas las selecciones nacionales. Cichello y Muracco, los técnicos juveniles, también viajaron a Italia para analizar a los potenciales adversarios en las diferentes sedes. El grupo de los 7 se completa con Genaro López, el jefe de estadísticas, un ítem apasionante. Se trata de conceptos, no sólo de números. Por ejemplo, se puede saber desde qué rodilla le cuesta más flexionar al receptor para complicarlo con el saque hasta qué hace el rival en el punto 20 cuando el armador está en la posición 1.
Los DT discriminan los datos y les dan a los jugadores la información necesaria para cada rotación. Salen a la cancha con la tendencia de cada adversario. Si busca la diagonal, la paralela o "el manos y afuera". Predecir un movimiento defensivo del rival es una herramienta que te puede ganar un partido. Semejante trabajo supone mil horas de videos y software. El jefe es Weber, con pasado de arquero en las divisiones juveniles de River. Descolgaba bien los centros, con el timing del voleibol que practicaba desde los 7 años. Categoría 1966, jugó con Gorosito y Caniggia. Eligió cuando a los 17 lo convocaron para la selección. Medalla de bronce en Seúl 1988, se retiró en 2002 con el último partido del Mundial de Argentina, el quinto de su carrera. Al día siguiente, hizo una fiesta para familiares y amigos. Luego viajó a Brasil para ejercer como DT en Unisul. Fue campeón allá, en Grecia y en la Argentina, responsable de la dinastía Bolívar. Estudioso alla Bielsa, no deja nada librado al azar. Gane o pierda, reclama mentalidad de equipo, estructura, desarrollo social y política deportiva para el país.
Compañero de su papá Hugo, dirigió en este Mundial a Facundo Conte, el crack del equipo. El parecido asombra. Camina como él, se sienta como él, habla como él y está empezando a jugar como él, uno de los mejores 20 deportistas argentinos de todos los tiempos. En 2007, compartieron equipo (GEBA en la A 2) y programa de TV ("Conjugados", especie de reality ) Facundo, quien siempre quiso diferenciarse de su padre, se emocionó cuando descubrió por tele que los dos hacían exactamente los mismos gestos antes de recibir un saque. Hugo también lo ha dirigido en Catania. El médico de la selección Gabriel Solari (armador suplente de Kantor en el ?82, clave en el partido contra Alemania) fue fundamental para recuperarlo de un problema crónico de rodilla. Cuarto anotador del Mundial, se perfila como el líder y el distinto de este grupo. El central Crer sorprendió con su ataque de primer tiempo. Sebastián Solé es el mejor bloqueador argentino de los últimos años. El capitán Quiroga mostró su explosividad y su carácter. El sanjuanino Pereyra tiene el brazo-látigo para hacer la diferencia y destrabar una rotación. Sólo debe estabilizarse. Pero, sin un opuesto natural, ¿cuánto valdría un Milinkovic modelo 2000 para este grupo? De Cecco volvió a exhibir todo su talento para hacer pegar a sus compañeros. Y espera Nicolás Uriarte, otro virtuoso.
Este plantel alegre, maduro, profesional, que eligió entrenarse hasta en los días optativos, disfruta de jugar juntos. Terminó noveno con seis victorias y tres derrotas, un balance de quinto puesto. Pero el torneo se jugó con un formato lamentable que promovió la especulación y derrotas a propósito para evitar rivales en instancias siguientes. El campeón Brasil puso a un opuesto como armador para caer ante Bulgaria. Rusia sacó las manos para perder con España y así caer en el grupo de la Argentina. Ante la vergüenza ajena, el entusiasmo propio. A pesar de dar 10 centímetros de ventaja, hay equipo y hay proyecto. El futuro ya llegó. Marche una reserva en Animal Kingdom. Javier Weber se merece unos días de descanso en Disney.
Fuente: Diario La Nación
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