lunes, 11 de octubre de 2010

Italia 2010 - En Italia comenzó a construirse el futuro del voleibol argentino

Tras el noveno puesto logrado en el Mundial, la selección conducida por Javier Weber tendrá en el horizonte los Juegos Olímpicos de Londres 2012, donde esta nueva generación llegará con un trabajo de dos años.

El punto final para el Mundial de Voleibol marca el tiempo de balance para una selección argentina que llegó a Italia en búsqueda de una refundación y lograr un objetivo de máxima: un lugar entre los ocho mejores del mundo. Teniendo en cuenta los resultados y muchos puntos altos generan confianza en un futuro prometedor con un bautismo de fuego altamente positivo para un equipo con un promedio de poco más de 23 años.

Las 14 derrotas consecutivas en la temporada, las ausencias de cinco de los más experimentados y la incertidumbre del ensamble de un equipo con novedades eran los puntos suspensivos previo al desembarco en este campeonato del mundo.

Sin embargo, luego de nueve presentaciones con seis triunfos y tres derrotas, lo más importante que dejó esta competencia para el cuerpo técnico la ratificación que hay presente pero también hay muy buenas perspectivas de futuro. Estos mismos chicos, que hicieron la diferencia en las categorías menores y juveniles, y luego de su bautismo mundialista quieren reafirmar sus condiciones en la elite del voleibol mundial.

Lo primero que hay que resaltar en cuanto al juego es que la Argentina tiene armadores para un largo tiempo: con Luciano De Cecco ratificando su condición a nivel internacional y Nicolás Uriarte sentado en el banco de suplentes, el equipo justamente de Javier Weber no sufrirá en ese puesto. Además la experiencia de Demián González como tercer alternativa le da variantes fuera de estas dos realidades juveniles.

Por su parte entre los receptores punta, la Argentina volvió a tener un killer o principal arma de ataque: Facundo Conte tomó el legado de la familia y fue el máximo anotador del equipo con 157 puntos. Pero además el potencial en este puesto clave en el voleibol de primer nivel contó con el aporte del capitán Rodrigo Quiroga (89) y sumaron una importante experiencia Lucas Ocampo y Mariano Giustiniano.

Otro de los puestos clave donde la Argentina encontró poder fue en la zona de opuestos: Federico Pereyra fue un arma letal con su látigo derecho, que le permitió sumar 99 puntos. El sanjuanino, pese a su juventud (22 años), estuvo por delante del cordobés Gustavo Scholtis que sumó desde el banco y aportó al grupo su experiencia en el Mundial de Japón en 2006.

Entre los centrales también hubo una gran sorpresa porque el bloqueo, histórico déficit de los equipos nacionales, fue un arma importante para la actuación del conjunto nacional dirigido por Javier Weber: Martín Blanco Costa (24 años) y los juveniles Sebastián Solé (19) y Pablo Crer (21) gritaron bien fuerte bien cerca de la red y en los primeros tiempo.

Por último en el puesto de líbero, la Argentina no sufrió tanto la ausencia del histórico Pablo Meana, ya que Alexis González cumplió bien el rol anímico y sostén del equipo, mientras que Franco López (21) sumó minutos al primer nivel del voleibol mundial en Italia.

Los triunfos ante Venezuela y México en la primera ronda, Francia y Japón en la segunda, España y República Checa en la lucha para quedarse con el noveno puesto ratificaron que la Argentina sigue manteniendo su puesto un escalón por debajo de la elite. Las derrotas con Serbia y Rusia, y el traspié frente a Estados Unidos en menor medida, dejan la sensación de que el nivel de estos jovenes habrá que potenciarlo para acercarse a estos referentes actuales.

Un lindo sabor y buenas sensaciones deja este Mundial para la Argentina. Ahora el trabajo tendrá que apostar hacia los Juegos Olímpicos de Londres 2012, donde estos chicos llegarán con una trayectoria mayor y dos años más de trabajo. En Italia quedó una sonrisa de cara a futuro.

Fuente: Cancha Llena (Por Fernando Czyz)

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