Pese a que le convenía especular con una derrota por poco, la Selección fue al frente, como pregona Weber, venció 3-1 a Japón y desde mañana afrontará un durísimo grupo. No como Brasil, que regaló su partido y quedó mejor acomodado.
Las luces del Mediolanum Forum iban perdiéndose de a poco en la noche. Argentina le había ganado a Japón sin brillos pero con el margen suficiente para acabar primero en su grupo y con un campañón de 4-1, algo impensado justamente una semana atrás en Reggio Calabria... Los voluntarios se despedían entre llantos y los operarios se pasaban por arriba desarmando el parquet: los New York Knicks visitarían en horas al local Armani Jeans Milano y no había tiempo que perder. Sin embargo, en el medio de semejante maremagnum, Javier Weber, el entrenador argentino, seguía sin aparecer en la zona mixta...
Se demoró el técnico un poco más de la cuenta porque quería ver con sus propios ojos, en diferido, por TV, si los rumores que están contaminando este Mundial eran ciertos.
Se sabía que, en la primera fase, Serbia (nuestro próximo rival en Florencia, mañana desde las 12), había perdido sugestivamente ante el débil Canadá. Más extraña fue la derrota del viernes de la poderosa Rusia frente a España. Pero habría más... Brasil, el mejor equipo del mundo, también optó por manchar su buen nombre y honor a cambio de un cruce más fácil en la tercera ronda...
La prensa verdeamarela venía insistiendo con semejante posibilidad mientras su entrenador Bernardinho no dejaba de negar la chance. Sin embargo, el 0-3 contra la mediana Bulgaria terminó de confirmar que el container de sospechas estaba recargado. Y que la victoria de Argentina todavía fue más notable, por lo blanca, celeste y radiante.
Fuimos a parar de cabeza, aun con los resultados puestos, a la zona de rusos y serbios cuando, calculadora en mano, se pudo hacer malabarismo para evitarlos y viajar a Roma para chocar ante el local y frente a los Estados Unidos, el último campeón olímpico a quien tuvimos asustados hace siete días en el Sur. Sin embargo, y a pesar de que no se dejaron de hacer sumas, restas y divisiones entre puntos a favor y en contra dentro del cuerpo técnico, se tomó una decisión desde el vamos. No se podía ir para atrás. Jamás.
Weber llegó tarde a la charla post victoria. El micro rumbo a Carlo D’Adda 11, barrio de Navigli, a la cena prometida en El Gaucho, ya estaba encendido. Pero el DT lo estaba más... “Estoy contento por la clasificación y porque, en un día que no era particularmente excelente para nuestro equipo, tuvimos la cabeza a pleno para encaminar un partido que nos hubiese dejado afuera de todo si perdíamos por diez puntos. Pero el resto de lo que pasa en el Mundial, me pone muy triste...”, aseguró la seño de este jardín de infantes que se posicionó, al menos, entre las 12 mejores selecciones de la tierra. Algunos ya se estaban sirviendo la entradita cuando se despachó: “Ver a Brasil que jugó con el opuesto como levantador... Así fue el último set de Theo. Salvo que Bruninho se haya lesionado”, ironizó JW sobre el hijo del polémico técnico Bernardinho que habría hecho de este 0-3 todo un mensaje al reglamento del torneo que, según la troupe brasileña, favorece a los locales. Pero claro, ellos tampoco dan puntada sin hilo...
“Lo que hizo Rusia también... Esto no le hace bien al vóley. Yo jamás voy a salir a jugar un partido para perder. Argentina siempre va a salir a ganar. Pudimos haber caído en un grupo más accesible, pero... Este equipo salió a ganar, contra Serbia y el que sea saldrá a ganar también. Este deporte no se merece algo así”, cerró. La penumbra ya se había disipado...
Fuente: Diario Olé.
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