Tras la buena actuación en el Mundial de Italia, el optimismo volvió a reinar entre los jugadores de la selección de voleibol. El mal comienzo de año, con 14 derrotas consecutivas en la Liga Mundial, precipitó una renovación que hoy se traduce en un plantel joven y ambicioso, que apuesta a seguir creciendo en los próximos años, y que tiene como base el trabajo del entrenador Javier Weber en Drean Bolívar, el flamante campeón sudamericano, donde coinciden el DT del equipo nacional y cuatro nuevos valores: el armador Luciano De Cecco, el opuesto Federico Pereyra, el central Sebastián Solé y el receptor Lucas Ocampo.
El plan de Javier Weber de confiar en jugadores jóvenes que tenían poca experiencia internacional pretende ir más allá del 9° puesto de la cita mundialista. El objetivo, pensando en el largo plazo, es seguir apuntalando el proceso de crecimiento que se interrumpió por la serie negativa en la Liga Mundial.
"El Mundial fue muy positivo. Tuvimos que enfrentarnos al cambio del grupo, que es algo que les pasa a todas las selecciones en algún momento, pero por suerte se conformó un plantel fantástico", dijo Pereyra, de 22 años. "Después de perder 14 partidos todo se vuelve negativo y no podés jugar con fluidez. Pero el cambio de grupo, las caras nuevas, nos dieron otro ánimo, otra energía, y eso nos permitió enfrentar el Mundial con otro entusiasmo, sobre todo porque para muchos era la primera vez que lo jugábamos", agregó.
Ese entusiasmo del que habla el opuesto es el que parece mantenerse vivo durante el año en Bolívar. "Seguramente influye que nos conozcamos de jugar todo el año juntos, pero siempre tenemos que demostrarlo en la cancha", explica Pereyra. Solé, que se sumó hace poco al conjunto bolivariano desde Sonder Rosario, se esperanza: "Que estemos en el mismo club nos va a servir para ir conociéndonos cada vez más entre nosotros, además de estar con el mismo cuerpo técnico de la selección, que tiene la misma manera de trabajar".
Respecto del cambio que vivió el equipo nacional durante el año, De Cecco resaltó la mentalidad renovada como factor decisivo para la aparición de los buenos resultados. "Cambió el carácter dentro de la cancha, se vio a un equipo diferente, que salió a ganar todos los partidos con humildad; antes por ahí no se notaba en el juego el esfuerzo que hacíamos", señaló. Y además consideró: "No se trata solamente del cambio ni de lo que haga la gente nueva, sino de que todos den lo mejor de sí. Por suerte, el cambio de Javier dio resultado y hay que darle el crédito a él".
Para Solé, que fue el más joven de los que jugaron el Mundial, con 19 años, ese cambio de actitud fue favorecido por el recambio impulsado desde el cuerpo técnico. "Quizá por ser un grupo más joven pudimos jugar un poco más sueltos. Teníamos que pensar en lo positivo y dejar de lado todo lo negativo que había tenido la primera parte del año", afirmó.
Mientras enfocan sus esfuerzos en las competencias que deben afrontar a nivel de clubes en esta temporada, los tres ya piensan en lo que vendrá para la selección. Ninguno se anima a asegurarse su lugar en el plantel para el año que viene, pero los tres reconocen que les gustaría seguir formando parte del proyecto de Weber. Todos tienen un respeto enorme hacia el conductor. "Con él aprendo mucho todos los días. Fue uno de los mejores jugadores en mi puesto", comentó De Cecco; "Sabe transmitir la pasión que siente por el voleibol", cuenta Ocampo. Pereyra analizó: "Siempre fue un director técnico que supo llevar de manera progresiva a sus jugadores, tanto en Bolívar como en la selección".
Más allá de las posibles convocatorias, los jugadores están confiados en que seguirá el crecimiento y la Argentina podrá estar, en unos años, al mismo nivel de los mejores equipos. "Obviamente que todavía estamos lejos del nivel de los mejores, pero cada paso que damos nos da un poco de aire para sentir que estamos haciendo las cosas bien y que seguimos subiendo escalones. Tenemos que tener los pies sobre la tierra, y ya se verá si nos da el nivel para pelear por cosas importantes. La ilusión de seguir la tenemos", destacó De Cecco.
"Si seguimos trabajando de esta manera creo que en unos años vamos a poder estar en el nivel de los mejores equipos del mundo", dijo, por su parte, Solé. Para Pereyra, los más experimentados entre los jóvenes serán los que deberán asumir el mayor esfuerzo. "Nosotros, los chicos que más tiempo llevamos, con De Cecco, Conte o Quiroga, todavía podemos dar más y quizá podamos aspirar a meternos entre los cuatro mejores del mundo. En el Mundial que viene vamos a estar bien arriba, de eso no me queda ninguna duda", arriesgó Pereyra.
Aun con la mesura propia de quienes piensan que lo mejor está por venir, los tres se entusiasman cuando hablan de lo que vendrá. Sueñan con seguir jugando juntos y llevar cada vez más alto a la Argentina. Con el ímpetu de su juventud, ya mejoraron el presente de la selección. Ahora, desde esa usina de sueños con sede en Bolívar, apuntan a fortalecer la ilusión rumbo al futuro.
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